A pensar!

¿Cuándo? En todo momento, todos los días, siempre.

A pensar!

Lo más importante en la vida es llegar a ser un hombre pensante. ¡Pensar! ¡Ésta es una ciencia!

Por «pensamiento» comprendemos aquella inspiración interna en el hombre, aquel vínculo inteligente que existe entre la Primera Causa y el ser humano. Por eso decimos que lo primero que es preciso aprender es: ¡a pensar!

Uno de los más importantes resultados del pensamiento es la luz. Cada pensamiento debe producir luz en la mente humana. Por lo mismo, toda meditación sobre un tema determinado debe producir luz. Pensamiento que no produce luz, no es pensamiento. Meditación que no produce luz, no es meditación.

El bien proviene de la luz y el hombre combina de tal manera las condiciones, que facilita la posibilidad de que la luz se revele.

Todo en el mundo se mueve alrededor de la luz. Ella es el propósito último de la vida que proviene de Dios.

¡El hombre debe pensar! ¿Cuándo? En todo momento, todos los días, siempre.

La mejor filosofía consiste en esto: ¡Aprender a pensar!

Quien piensa, se libera de todos los sufrimientos y limitaciones.

El discípulo debe pensar solamente lo bueno. Cada mal pensamiento es una espina psicológica que se debe buscar y extirpar de sí. De esta manera, la energía del mal pensamiento se transformará y se aprovechará para el bien.

Es preciso dominar los pensamientos y con ellos servir al bien y la verdad. Por eso el discípulo debe concentrarse en sí mismo, en lo divino en él.

Nunca tienes que negar un pensamiento divino dictado por tu alma. Lo que ella te pida, por más pequeño que sea, ¡realízalo! Esto puede determinar una nueva época en tu vida.

¡Mantén tus pensamientos siempre por encima de los conflictos de la Tierra!

¡Eleva tus pensamientos a lo Alto, hacia el amor, la luz y la verdad!

Peter Deunov

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