El que sirve, que se sacrifica por el Bien, se beneficia primero, por las buenas condiciones que se le dan para avanzar hacia una mejora ininterrumpida, guiada y apoyada por el poderoso Amor divino.
Lograr todo con Amor, con un buen y gozoso carácter de espíritu, y de la mejor manera, es lo que queremos decir al servir al Señor.
Si el hombre pone el bien como base de su vida, notará que su capacidad de orar se convierte en una expresión natural de su vida. Entonces el alma del hombre florecerá como un árbol con mil flores fragantes. Cuando el hombre siente la necesidad de orar, el mal ya no existe para él. Está bien dispuesto a todos, se regocija en todo, da gracias por todo. Cuando observa un gusano arrastrandose, se detiene junto a él e intenta ayudarlo con algo. Cuando mira un árbol cuyas hojas son sacudidas por el viento, siente simpatía por el árbol al que quiere ayudar. Frente a este hombre, todo está vigorizado. Ve en todas partes el Espíritu divino que obra y ayuda. También despierta en él un impulso hacia el trabajo.
A través de la oración, el hombre entra en una relación con Dios y los seres avanzados. En el momento de la oración, Dios habla al hombre sobre el amor y los seres inteligentes.
Cuando rece, entre en su “habitación secreta”. Este es el lugar donde encontrará la verdad, es el lugar sagrado en el hombre. Este refugio sagrado de tu ser, a veces lo encontrarás durante el día, a veces al amanecer o al atardecer, y a veces por la noche.
A continuación, puede concentrarse y recibir de lo alto apoyo, fuerza, discernimiento. Tus buenos deseos se hacen realidad y haces mejor tu trabajo. Todos tus fracasos provienen de no aplicar esta regla. Tienes buenos deseos, pero necesitas saber dónde pedir ayuda. La oración es el método más importante para nuestra evolución. No es algo exterior y no se trata sólo de pronunciar palabras. La oración es un profundo estado de ánimo interior: Es la conexión con el pensamiento del Creador, de lo Ilimitado, el vínculo con el mundo de los seres evolucionados, estos servidores inmortales.
Beinsa Douno.