¿Cómo lo llevas?

¿Cómo lo llevas?

Yo estoy harta. ¿Y tu? Si estás bien, ¿te has dado de cuenta de qué te ayuda? ¿en qué te apoyas? Y si también estás harto-a, ¿Cómo lo vives?, ¿Qué es lo peor, y cómo puedes seguir? ¿Qué te ayuda? y ¿qué no lo hace?

Estoy harta de estar en casa, de haber perdido mi libertad de movimientos, de no poder salir a la calle, no poder ir al monte, a la playa, estar con las personas que quiero, dar besos y abrazos. Cansada de no saber qué es lo que está pasando realmente.

Parar ha sido una oportunidad para mi. Necesitaba poner en orden mi vida, tanto por dentro como por fuera. He limpiado, ordenado, tirado cosas pero, y ¿ahora? ya se me han acabado las cosas para hacer y me he aburrido de las que se me ocurren que podría hacer, y seguimos encerrados. Parece que ya vamos a poder salir, al menos para ir a trabajar, ¿se va acercando el final? Ojalá

He estado en mi espacio conocido y seguro, en casa. Como he dicho me ha venido bien este confinamiento porque aunque hacía tiempo que quería parar, las «luces» exteriores eran más fuertes que yo y me llevaban de un lado a otro.

He pasado mi límite, ya no aguanto más encerrada, he llegado a un punto que no conozco, estoy fuera de mi espacio seguro y de confort. Pero ahora es especialmente importante mantenerme, seguir ahí, observarme. Ahora es cuando empiezo a verme.

Ahora que he dejado de correr de un lado para otro es cuando puedo hacer el trabajo más importante de mi vida, conocerme. Ahora es cuando puedo ver mis miedos, esos que cuando llegaban siempre los he tapado, con lo que sea, comida, diversión, trabajo, excusas, excusas y más excusas.

Si continúo puedo destapar el velo de todos los miedos que me atrapan y me roban mi verdadero poder y cuando los mire a los ojos veré que no tienen sentido y recuperaré mi propio poder.

Veré que el miedo tiene que ver con no ser querida, aceptada, no ser suficiente. No se si a ti también te pasa, pero reconozco una niña pequeña esperando el amor incondicional de sus padres para poder desarrollarse y crecer, pero sus padres no están, tienen sus propios problemas y preocupaciones y posiblemente, entre ellos, cómo alimentar y cuidar a esta niña y a sus hermanos y/o hermanas. Así que he crecido buscando estrategias para que me quisieran porque algo tenía que haber mal en mi. Así que he sido la niña buena, o la rebelde, que importa, si siempre eran disfraces pero nunca eran lo suficientemente buenos pues no conseguía del todo mi objetivo. Ahora que soy mayor continúo intentándolo y además con el afán de que nadie se de cuenta, ni yo misma.

Así que si sigo observándome veré todas las maniobras que utilizo por miedo, por no sentirme válida y suficiente y cuando las vea las podré desmontar. Ya he crecido y me he demostrado muchas veces que soy capaz. Ahora soy yo quien puede cuidar de esa niña y se exactamente lo que necesito.

Después del miedo está mi propia belleza, la que tengo por ser, por existir, como todo lo que existe. Y te voy a dejar un pequeño cuento que habla de ésto.

Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo. El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino. Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid, que a su vez se moría porque no podía florecer como la Rosa. Esta lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble.

Entonces se sorprendió porque encontró una planta, una fresia, floreciendo y más fresca y bella que nunca.

El rey preguntó: ¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?

No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresias. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: «Intentaré ser Fresia de la mejor manera que pueda».

Ahora es tu turno. Estás aquí para contribuir con tu fragancia. Simplemente mirate a ti mismo. No hay posibilidad de que seas otra persona.

Y entonces, sólo entonces podré ser dueña de mi poder. El poder que nace de ser el resultado de mis acciones, de mis actitudes, de mis pensamientos. El poder de elegir mis pensamientos no los que otros imponen para mi o los que yo acepto para ser válida, aceptada, reconocida. El poder que nace de ser la mejor versión de yo misma que puedo ser.

3 Comentarios

  1. Buenas Reflexiones.
    Cuando pase lo que nos está tocando vivir, seguramente tendremos trabajo para darnos cuenta de lo que ha sido.
    Lupe, Gracias
    Te queremos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *