El discipulo.

Vivir como seres espirituales es la tarea de todo discípulo.

El discipulo.

En otra ocasión, el Maestro dijo lo siguiente acerca de ser un discípulo:

Vivir como seres espirituales es la tarea de todo discípulo. La tarea es difícil pero no imposible.

Los discípulos ven el alma de los seres humanos, pero no sus fallas, porque ellos saben que el alma no tiene fallas.

Todos aquellos que se mantienen constantes, ya sea en el infierno o en el cielo, pueden percibir el Amor Divino.

Aquellos que pueden reconciliar alegrías y tristezas dentro de sí mismos, ellos son discípulos. Los tiempos de contradicciones nos decepcionan. Las cosas cambian en la superficie, pero nosotros debemos permanecer inamovibles.

Ustedes deben tener autocontrol. Si no están de buen humor, a fin de mantener la paz, ustedes deben decirse: «Yo vivo en el Mundo de absoluta harmonía. Estoy rodeado por Seres Sublimes Inteligentes que están listos para ayudarme».

Ustedes deben entender una cosa: lo que trae felicidad son las cosas extraordinarias de la vida.

3Ver Mateo 18:2-3, «Y Jesús llamo a un pequeño niño, lo puso en medio de ellos y dijo: ‘Les aseguro que si ustedes no se convierten y se hacen como pequeños niños, ustedes no podrán entrar en el Reino de los Cielos'».

En otra ocasión, alguien preguntó: «¿Que harán los seres humanos cuando alcancen la perfección?» a lo que el Maestro respondió:

Una vez que los seres humanos alcancen la perfección, solo entonces comenzaran su verdadero trabajo. Los discípulos llevan lo Nuevo dentro de ellos. Donde quiera que vayan llevan luz y una fragancia especial. Sin hablar de Dios, las gentes reconocerán que Dios habita en ellos. Ellos nunca hablan de cosas ordinarias, pero todo loque ellos dicen acarrea peso. Los búlgaros llaman a estas personas «fortuitos». Dentro de sus seres ellos llevan una gran, sublime, idea. Ellos ayudan a todos y desean el bien para todos.

En la primavera de la vida del estudiante espiritual, esa persona se asemeja a un hermoso jardín lleno de flores, visitado por las mariposas que son los seres humanos. En el otoño, el alma del discípulo es como un jardín lleno de frutos maduros.

Beinsa Douno.

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