Entrar en la Escuela.

Ustedes deberán pasar pruebas, ya sean grandes o pequeñas.

Entrar en la Escuela.

Cuando uno no expresa sus sentimientos, cuando uno los suprime, ellos fermentan. A fin de evitar esta fermentación, es necesario trans­ formar y ennoblecer nuestros sentimientos. Si uno no hace un esfuerzo consciente, uno se quedará estancado.

La salvación humana consiste, ni más ni menos, que en la incineración de los residuos que uno acarrea desde el pasado. Cuando las personas renuncian a los deseos transitorios de la carne y se someten a la influencia del espíritu, solo entonces ellos evolucionarán. Los verdaderos logros se basan en d trabajo diligente llevado a cabo en la Tierra, a fin de que el Mundo Invisible se interese en ustedes y los ayude.

Hay una fábula que cuenta de un héroe que estaba cavando un túnel entre dos reinos. Si, mientras él estaba cavando alguien venía a conversar con él, el daba vuelta su cabeza para mirarlos, y todo lo que él había cavado se desmoronaba, de modo que él tenía que cavar nuevamente. Por lo tanto, sigan cavando sin distraerse, hasta que hayan terminado de cavar el túnel entre los dos reinos.

El discípulo debe abandonar la esfera del temperamento e ingresar en la esfera de los pensamientos positivos que tren con ellos la inspiración. Con este propósito, d estudiante espiritual debe ser contemplativo. Contemplar quiere decir entrar en contacto con la consciencia de los Seres Sublimes. Las personas de la Nueva Enseñanza no necesitan ser exaltados, pero deben ser inspirados.

Una vez que hayan entrado en la escuela, ustedes deben recordar que deberán pasar pruebas, ya sean grandes o pequeñas.

¿Cuál es la situación de los discípulos que tienen conocimiento de las Leyes? Todos los días ellos saben que les espera. Como discípulos, ustedes tienen mucho conocimiento, pero ustedes todavía deben apli­ car parte de él. Les doy un ejemplo: Un discípulo fue a ver a su Maestro, y este le dijo: «La primera y más importante tarea es amar a Dios, la segunda es amar al prójimo». El discípulo se dijo: «Ahora se en que debo  trabajar». Él se fue, y por varios años estudió estos Mandamientos, tras lo cual el volvió para recibir más instrucciones.

Todos ustedes tienen suficientes carcas asignadas, pero ustedes siguen yendo de aquí para allá buscando quien se las resuelva. Hay tareas que es posible que ustedes no puedan resolver por sí mismos, pero aquellas careas que sea posible, ustedes deben realizarlas por sí mismos. No se apuren. No coman cerezas que no están maduras. Dejen que maduren. Hasta que las cosas estén maduras, sigan trabajando en ellas. Cosechen solo cuando las frutas estén maduras. Hasta que las uvas maduren, sigan cultivando la tierra.

¿Podrían ustedes ser aceptados como miembros de un coro si no saben cantar? ¿Podrían ser admitidos en una orquesta si no tocan ningún instrumento? Del mismo modo, ustedes no podrán ser aceptados en el Mundo por venir si no están listos. Si no, llegarán a sus puertas, pero serán rechazados.

Beinsa Douno.

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