Habló a la mujer samaritana

"Mi tarea es cumplir la voluntad de mi Padre y no la mía"

Habló a la mujer samaritana

Cuando Cristo se detuvo a descansar cerca del pozo de Jacob, habló a la mujer samaritana acerca del agua viva (Juan 4:10-14). Ella creía que era agua corriente, y se sorprendió de que pudiera dársela, ya que no tenía nada para poderla sacar. También es difícil para ustedes entender el poder nutritivo del Pensamiento Divino y, como la mujer en el pozo de Jacob, usted dice: «¡Danos de esta agua viva!»

La conciencia de la mujer samaritana no estaba despierta la razón suprema, al Pensamiento del Espíritu Divino. El hombre en la tierra debe trabajar constantemente para elevar su pensamiento, para fortalecer el vínculo interno de su conciencia con la conciencia divina, el gran Principio de Vida que penetra en el alma de todos los seres. Es ese enlace que puede liberarte.

Una de las cualidades del corazón es unir a las personas, unir a las personas. Por eso a la mujer, que representa el corazón, le gusta llenar su casa. El hombre – el principio del pensamiento – necesita menos cosas, sólo lo justo y esencial.

Todos ustedes, estudiantes de la nueva Vida, se esfuerzan por adquirir pensamientos luminosos; estos, son preciosos, porque provienen del espacio distante, traídos por Seres superiores especialmente responsables de esta misión. Ellos aman a los habitantes de la tierra y vienen a poner a su disposición los pensamientos divinos luminosos. Estos son dones del Cielo, que pueden producir un cambio radical y benéfico en todas las áreas de la vida humana. Estos pensamientos divinos constituyen una gran bendición para todos los hombres, y más aún para los estudiantes de la nueva Vida, y para la elevar la conciencia.

Como Cristo dijo: «Mi tarea es cumplir la voluntad de mi Padre  y no la mía» todo hombre es enviado a la tierra y realizar la voluntad de Dios.

Beinsa Douno.

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