La fuerza mágica del Amor.

capítulo 7. Esperar al prójimo para Amar?

La fuerza mágica del Amor.

Hoy los hombres esperan que alguien llegue de afuera para enseñarles cómo amar a Dios y a su prójimo. Esto es imposible. Cuando el amor visita al hombre, ya le enseñará como debe amar y cómo debe actuar con su prójimo. El amor es el mejor maestro. El amor contiene fuerza mágica. Si alguien no está conforme consigo mismo, si dice que es torpe, incapaz, inconstante y descortés con la gente, podrá cambiar cuando el amor lo visite. Una vez conectado con el amor será delicado, capaz, bien dispuesto, y sabrá cómo relacionarse con la gente. Y no sólo se relacionará bien con la gente sino con las flores, las hierbas y los animales. ¿Por qué es así? Porque este hombre entonces sabrá que el amor también se ocupa, de ellos. Las hierbas y las flores que aquí vemos, también gozan del cuidado y la protección de seres amorosos e inteligentes. Por esto mismo, cuando tú pisas una hierba o una flor, es como si pisaras sobre la espalda de estos seres.

Es inapropiado pensar que se puede actuar de cualquier manera, aun con la más pequeña hierba. Es preciso ser muy cuidadoso con las creaciones divinas. Los mismos dones que Dios ha dispuesto para el hombre, son otorgados a las hierbas y las flores, los insectos, los peces, las aves y demás seres del reino animal.

Hay hombres que piensan que cuando ellos no aman a determinado ser tampoco nadie lo debe amar. No obstante, Dios lo ama. Sin embargo, ellos dicen que aman a Dios. ¿Como, entonces, podrán conciliarse con tal contradicción? Si pudieran cambiar este concepto, las contradicciones desaparecerían. Para liberarse de tal conflicto, deben dar entrada al amor en ellos mismos y amar a los demás. El amor excluye las contradicciones e introduce paz en el alma humana.        

Por consiguiente, da paso al amor en ti mismo, ama a todos los seres y recibirás la divina bendición. Si no amas también recibirás la bendición divina, pero por otro camino. El hombre se mueve dentro del marco del amor cuando ama y cuando no ama.

Peter Deunov.

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