La perfección como ideal, II.

«Yo tengo otro alimento que vosotros no conocéis»

La perfección como ideal, II.

Por consiguiente, el amor a Dios es una poderosa fuerza, mediante la cual se llega a la perfección. ¿Qué es el amor? ¿Qué es la perfección? Esto no se puede describir. ¿Cómo podrías lograr una fotografía de toda la Tierra? Si fotografiaras la primera mitad de la Tierra, la otra parte no podrías fotografiarla. Pero hay seres que poseen tan amplia conciencia, que pueden abarcar toda la Tierra y penetrar en su interior. ¿Es posible esto? Para el hombre perfecto es posible; no lo es, en cambio, para el que es imperfecto.

¿Qué es lo que necesita el hombre de hoy? Necesita crecer y desarrollarse. Éste es el ideal del alma humana. Cuando crece y se desarrolla, a la vez, el hombre se perfecciona. Todo aquél que sigue un alto ideal, se perfecciona. Cristo llegó a la Tierra para cumplir una misión. Mediante ella, Él alcanzó la auténtica perfección. Del mismo modo, quien quiera ser perfecto, debe cumplir cierta misión, esa que Dios le ha asignado.

En Cristo tenemos el ejemplo de un servicio inteligente. Él dijo a sus discípulos: «Yo tengo otro alimento que vosotros no conocéis». ¿Cuál es este alimento? Cumplir la voluntad de Dios. Cada hombre debe mantener con firmeza el pensamiento de que puede atraer la atención de otro mundo, a fin de lograr el equilibrio necesario en la vida. En esta idea, justamente, está la fuerza del hombre. Ella es su respaldo, es la base sobre la que asienta su vida. Con esta idea él se fortalece y no vacila.

Yo te estoy hablando del camino por el cual han pasado los perfectos. Por este camino puedes pasar tú. En este camino de la perfección puedes tropezar con muchas contradicciones, a las que debes prestar atención. Cuando leas algo sobre la vida de Jesús, de Job, de los profetas, obtendrás ejemplos y métodos para aprender cómo se debe seguir adelante.

Mantén en tu mente la premisa: «Servir a Dios en Espíritu y Verdad para ser perfecto». ¿Podrás llegar a ser perfecto? Esto depende de ti. Nadie puede otorgarte la perfección.             

Si Dios ha enviado un alma a la Tierra, ella llegará a ser perfecta. Cuando tú alcances la perfección, entrarás al mundo de las almas elevadas. Allí, los Hermanos adelantados te reconocerán como un ser perfecto. Si no alcanzas la perfección, por mucho tiempo estudiarás en la Tierra. Encarnarás y des encarnarás hasta que termines tu desarrollo. La rueda de tu vida girará hasta que alcances la perfección. Sólo mediante la perfección te liberarás de esta rueda. Y quien ama mucho la Tierra, volverá a ella tantas veces, hasta que elija la meta de la perfección. Esta es una ley.

Cristo dijo: «Llega la hora y ahora es, cuando los verdaderos peregrinos reverenciarán a Dios en Espíritu y Verdad». Medita sobre esta frase y mantén el ideal de servir a Dios en Espíritu y Verdad.

                             ¡SED PERFECTOS…!

Tú me preguntas cuál es la nueva manera de trabajar. Te digo que lo mejor es trabajar con un alto ideal; esto es, trabajar como Dios trabaja, sentir y actuar como Él.

Hoy debemos trabajar de una nueva manera; o sea, debemos participar del trabajo divino. Dios trabaja de manera perfecta, y así debemos trabajar nosotros.

Dios tiene infinita paciencia. Nosotros debemos ser pacientes.

Dios es omnisapiente. Nosotros debemos alcanzar sabiduría.

Dios es amor omniabarcante. Nosotros seremos los que aman.

Dios es omnipotente. Nosotros adquiriremos fuerza.

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Dios es aquello que nos impulsa a pensar y a trabajar.

Si has caído de ánimo, Él te elevará.

¿Tú quieres morir? Él te dará impulso para vivir.

Tú no quieres trabajar, pero Dios desde adentro te dice: « ¡Vete a trabajar!»

Yo procuro que mis pensamientos coincidan con los de Dios.

Yo no quiero que el tiempo cambie por mí. Yo debo adaptarme al tiempo que el gran Principio Inteligente ordena.

¿Cuál es el propósito de un discípulo con alto ideal? Éste ha de ser una continua autocorrección y un autoperfeccionamiento sostenido.

Dios es la manifestación continua de la perfección, y el discípulo es la continua rectificación de sí mismo en el camino de la perfección.

Ésta es la interpretación del versículo: «Sed perfectos, como perfecto es vuestro Padre». Así, la humanidad permanentemente corrige su imperfección en el camino de la perfección.

                  La perfección, éste es el más alto ideal.

PETER DEUNOV

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