Las Raices.

El sufrimiento representa una gran Ciencia Divina.

Las Raices.

Un día el Maestro nos dijo:

Ha sido predeterminado que algunas personas solo pueden aprender a través de sus propios errores. Si uno les hablara, ellos no entenderían. Estas personas aprenden en el camino del sufrimiento.

Cuando haya algo en su vida que les cause sufrimientos, recuerden que Dios está previniendo que ustedes tomen una dirección equivocada. Sabiendo el gran pesar que podría sucederles, la Providencia les envía pruebas. A fin de evitar esta mala fortuna, la Providencia envía un sufrimiento menor.

Cada falla es un futuro éxito. Esto significa que tienen algo en que trabajar.

El sufrimiento representa una gran Ciencia Divina, sin el, uno no puede aprender. Que el sufrimiento trae el Conocimiento.

Si los árboles son plantados muy cerca uno del otro, ellos crecen flacos y altos. Si se los planta con más espacio entre ellos, ellos crecen fuertes y vigorosos. Lo mismo se aplica a las personas. Bajo condiciones difíciles ellos se vuelven idealistas, bajo condiciones normales, se vuelven materialistas.

En la Naturaleza hay una Ley que dice que mientras uno no haya llorado, uno no podrá crecer. Uno debe llorar, u otro deberá llorar por ustedes. Si ustedes lloran por alguien, ustedes están ayudando a esa persona. Muchas personas consideran que quien solloza es débil, pero eso no es así. No hay un solo ser viviente que no haya llorado.

El sufrimiento son las raíces. Alégrense por las raíces. Las ramas son la felicidad. Alégrense por las ramas. No existen arboles sin raíces. De este modo, el sufrimiento y la felicidad se complementan. Y, por lo tanto, el fruto del árbol corresponde al Mundo Divino.

No es que deseemos el sufrimiento, pero es una necesidad. El sufrimiento se asemeja al arado, la felicidad se compara con la siembra. El sufrimiento debe ser transformado en la felicidad. Lo que ha sido sembrado debe brotar. Las personas ordinarias sufren al igual que las grandes personas, pero la diferencia está en que las personas ordinarias sufren y se amargan, mientras que las grandes personas sufren y progresan. En todas las pruebas de la vida, solo debemos servir a Dios, solo debemos servir a la Única Idea. Y si no sucumbimos a las tentaciones ya las pruebas, lograremos conocernos a nosotros mismos.

Beinsa Douno.

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