Los lazos de amor son por siempre

Los lazos de amor son por siempre

Nuestras amistades se reparten a uno y otro lado de la Orilla, pero cada vez hay más almas cercanas que ya silvaron al Barquero. Él siempre acude. Va y viene a uno y otro lado de una misma Vida. Los seres queridos cumplieron misión en la tierra con mayor o menor acierto y ahora reposan tras el ajetreo. Disfrutan las mieles de un descanso que nunca será eterno, porque sólo es eterno nuestro anhelo de seguir conquistando más paz y armonía, de seguir peregrinando y evolucionando.

Nosotros tragamos aire, ellos luz. Aumenta la nómina de los mal llamados “muertos”. ¿Puede haber palabra más errada y confundida? Algún día renovaremos léxico a la altura de la conciencia humana ya conquistada. ¿Por qué les seguimos denominando así, si están más vivos que nosotros/as, si el Padre/Madre tiene tantas moradas, nos brinda tantas maneras de manifestarnos? Si has corrido hasta desfallecer en la playa salvaje, sabrás que nunca se le acaba la arena al inmenso reloj de la Vida.

A medida que transcurren los años, más amigos van haciendo la más ligera de las maletas, aquélla que sólo se lleva conciencia y recuerdo. Pero la Vida nunca prescindiría de ellos. Jamás se le ocurriría. Son con otras formas. Constituyen parte de una misma Realidad expresada en diferentes dimensiones. Por más que no nos percatemos de ello, nosotros somos también en diferentes dimensiones. La presencia cercana de los seres queridos que se desnudaron de cuerpo está en función del poder de nuestra fe. Sólo depende de nosotros trascender esa separación que pareciera imponer la falta de vestidura física.Toca seguir amando sin los cuerpos.

Al fin y al cabo, amar sin “achuchar” es algo en lo que ya nos ha iniciado el famoso COVI. No coleccionamos recuerdos, coleccionamos presencias que siempre serán con nosotros. El prodigio de la presencia amiga no podía ser sólo por el corto lapso de una encarnación. La sonrisa, la belleza, la armonía, la amistad… sólo podían ser de una pasta eterna. ¿En medio de la eternidad Quién las cercenaría, Quién las crearía con los días contados? El Misterio no hace bromas pesadas, sólo aquellas que podemos alcanzar a comprender y digerir. Jamás nos daría el disgusto de una separación sin fin. El auténtico amor no lleva un marcapasos que un día se avería y detiene. Pertenece a un corazón de otra carne que no caduca. Estamos aún brindando y celebrando con quienes supuestamente nos dejaron. No, nunca lo hicieron, ni lo harán. ¿Para qué estaba la eternidad, sino para que la pudiéramos gozar con nuestra gente más querida? Los lazos de genuino amor perduran por siempre.

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