LOS SOLDADOS, LOS HERMANOS DE LA IGNOMINIA

LOS SOLDADOS, LOS HERMANOS DE LA IGNOMINIA

 “Entonces estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. Dos mujeres estarán moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor…” Mateo 24:40  

Llegamos a creer que los cadáveres maniatados y en las cunetas eran de guerras tan despiadadas como antiguas y desfasadas, pertenecían a una historia superada, al blanco y negro de un tiempo felizmente trascendido, ni por asomo a los telediarios de nuestros días. Nunca  llegamos a pensar que  Bucha sería lúgubre y trágica estación  en nuestro  recorrido colectivo, que las  fuerzas  involutivas  fueran  a  pegar con tan descomunal y cruel fuerza. Nunca  imaginamos que  tamaña  barbarie humana se fuera  a  reeditar a estas  alturas del siglo  XXI.

No es fácil el momento que decidimos para encarnar, pero ello no nos debe hacer perder en ningún momento ni la fe, ni la esperanza. ¿Y si en verdad llegarán los momentos de la separación, de las dos humanidades tantas veces anunciadas? Definitivamente queremos tomar nuestro curso evolutivo ascendente, finalmente deseamos vivir en un mundo en que ningún humano cometa con su hermano tamañas atrocidades, rotundamente clamamos con toda nuestra fuerza interior por una Tierra de paz, belleza, armonía y fraternidad.

No sólo son las viejas profecías, que también, es sobre todo el presente anhelo desbordado de nuestras almas. A quienes  disfrutan con el sufrimiento ajeno, a los soldados de las invasiones brutales, a los profesionales de las torturas y los tiros de gracia…, que les den de comer por  favor a parte, por lo menos hasta  que, en los postres o incluso en la sobremesa, el dolor de  conciencia se  torne  insoportable y manifiesten  su  decidida  voluntad  de emerger del infierno que ellos mismos han generado. 

Esto es la  ley de la  evolución. Nos  reencontraremos  por supuesto, sí  más  adelante con los  vasallos de la ignominia, también son nuestros hermanos, por más que acusen considerable y lamentable retraso. Sin embargo eso será  mañana cuando les  asalte  el hastío de toda  la pobredumbre e inhumanidad a su paso  sembrados. 

Queremos  volver a las vera de las cascadas cristalinas en el dominio de una Tierra Pura. Aspiramos al Reino de Dios, a la hermandad anunciada, a la geografía de los sueños nunca apeados, al espacio  libre de toda ofensa y animadversión. Queremos volver a  vivir  cooperando, compartiendo, ayudándonos los unos a los  otros. Bucha  y las demás ciudades mártires serán el triste  recuerdo, representarán  los últimos estertores de un duro e intenso ciclo evolutivo  ya sobradamente amortizado.

Ya caducó el invierno, sobre todo sus misiles y bombardeos fuera de tiempo. No olviden abrirse y perfumar las flores. Primavera para quienes les volaron el techo de las casas, para quienes, con la argamasa del asombro y la incomprensión, tratan de levantar las bases de un nuevo futuro. Primavera para los inundados de escombros, para quienes ya no tienen campos donde broten los verdes tallos. 

* En la imagen pintura de Nicolas  Roerich: «Lama reapers» 

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