No sabemos ver.

Las cosas buenas están frente a nosotros.

No sabemos ver.

Ustedes son hijos e hijas de la realeza. Todos los días el Sol se eleva y les pregunta como están. El viento sopla, el agua fluye. Den gracias que ustedes viajan a lo largo del Universo como turistas, sin dinero. La Tierra es un gran navío. En el presente tiene aproximadamente entre 50 y 60 chimeneas y viaja a velocidades de 29 km por segundo. Y aun así ustedes no están satisfechos y preguntan: «¿Por qué estoy en este navío?»

Cada persona debe apoyarse solamente en lo que Dios les ha dado, deben considerar a las otras personas como condiciones adicionales para él. La bendición de Dios solo puede venir de dos modos: Él los puede bendecir al inicio de su viaje, y Él los puede bendecir al final. Dios nos ha dado muchas bendiciones. Cada persona recibe al menos una cosa en la Tierra, pero al no saber su propósito, sufre.

Las cosas buenas están frente a nosotros. Lo que hemos aprendido hasta ahora son cosas de la niñez. Los seres humanos aún no han comenzado a aprender, obtener virtudes, conocimiento y maestría artística.

Algunos piensan que si Dios proveerá, ellos no necesitan trabajar. Pero este es un pensamiento incorrecto. Dios proveerá después que yo haya plantado dos o trescientos árboles. Dios proveerá una vez que yo haya concluido mis estudios universitarios. Dios proveerá cuando yo trabaje en la viña y me convierta en un experto viñatero. Dios provee para sus niños sabios que trabajan, tienen buenos pensamientos y le prestan atención a Él.

En África, un viajero encontró un león que estaba listo para atacarlo. El oyó la voz de su madre que le decía: «Tienes cerillas. Prende fuego al pasto». El encendió el pasto y con eso se salvó. La consciencia superior de su madre lo había logrado.

Había un hombre que se había quedado dormido en el campo. Una víbora estaba lista para atacarlo cuando una abeja lo picó y lo despertó. De este modo, él fue salvado gracias al buen servicio que le brindó la abeja.

Un hombre estaba de viaje cuando encontró unos ladrones que robaban a los transeúntes y lo atraparon. Cuando lo llevaron frente a su cabecilla le dijeron: «No tenemos ordenes de robarte». Con lo cual lo dejaron ir. Esto implica que Dios le había dicho al cabecilla «Déjalo ir libre».

A fin de que un deseo de Dios sea llevado a cabo, todas las leyes del mundo colapsarán.

Un padre discapacitado tenía una sola hija, y ella falleció. Tras su partida, muchas personas comenzaron a traerle comida y cuidar del padre.

Un joven solo tenía una moneda, y se dijo: «¿Qué puedo hacer con una moneda? ¿Qué hare una vez que la gaste?» En ese momento un mendigo se le acerco pidiéndole ayuda. Algo le dijo al joven «¡Dásela a el!» y le dio su última moneda al mendigo. Tiempo después el joven recordaba: «Le di mi moneda y pensé que lo que Dios da… y poco después un amigo que yo no había visto por diez años me invito a comer a su casa».

Sean generosos y la salvación vendrá de la dirección menos pensada.

Beinsa Douno.

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