Se dice en las Escrituras:

"Dios amó tanto al mundo, que sacrificó a su Hijo único.

Se dice en las Escrituras:

Se dice en las Escrituras: «Dios amó tanto al mundo, que sacrificó a su Hijo único, para que ninguno de los que creen en él perezca.» ¿Qué mundo amó Dios? El mundo que está en el alma humana. Esto significa que Dios ama el alma inteligente que es manifiesta. También se dice que Dios amó la Verdad en el hombre. ¿Dónde está la Verdad? En el alma del hombre. La verdad no puede ser manifestada fuera del alma, es decir, reconocer que tiene un alma y que vive en ella. El alma le habla al hombre a través de todo lo que lo rodea. El sol brillante, el viento que sopla, los ríos que fluyen, las flores que crecen; todo esto es el lenguaje del alma y la augusta Madre de la Naturaleza, cuya alma se manifiesta de diferentes maneras. Es porque da la orden de que el sol brille, los vientos soplen, los manantiales fluyan, las frutas maduren. El alma es Dios manifestada en el hombre. Cuando él no escucha su alma, ella se retira de él y el hombre se derrite como hielo bajo los rayos del sol. El alma produce en un estado de derretimiento al hombre, igual que la cera de la vela se funde a causa de su llama. Con esta cera derretida, hace nuevas formas y continúa produciéndolas hasta quedar satisfecha. Este año, muchos seres buenos saldrán del molde, es decir, nacerán.

Sabiendo esto, estar preparado este año para ser fundido y puesto en un nuevo molde. Esto le sucederá a una gran numero, muchos de ustedes, pero no a todos ustedes. No hay nada doloroso en derretir y formar nuevas formas. No es la muerte lo que se entiende por eso. Hay algo terrible en el mundo, pero no se basa en la muerte de alguien o algo. Lo que es terrible para el hombre es entrar en una contradicción consigo mismo. Hay una contradicción en el mundo que se deriva del acto de comer – en el amplio sentido de la palabra. Se dice que Dios creó el mundo durante seis días y que en el séptimo descansó. En todos estos 6 días habló, encontrando bien lo que había creado. Pero por el séptimo día, sin embargo, Dios no se decía lo mismo. Este día tiene algo en común con la nutrición. Es por eso que este año ha asumido la tarea de educar al hombre en términos de la forma en que come. Este año le aconseja no comer en exceso, para manejar sólo las cosas que le gustan; para usar la ropa que ama; para leer los libros que ama; para pasar el rato con la gente que ama. A través de la comida, el hombre sólo puede transformarse a sí mismo si establece un vínculo entre su boca y sus oídos. En otras palabras, es capaz de reformar su vida a través del habla. Tiene que oír lo que está diciendo. Si escucha atentamente las palabras que pronuncia, si las aprecia con su verdadero valor, puede transformarse a sí mismo. Si no se escucha a sí mismo cuando habla, si no tiene en cuenta exactamente sus palabras, no puede transformarse, el no puede desarrollarse de forma regular.

Beinsa Douno.

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