Un hombre nuevo

Purificar nuestra vida.

Un hombre nuevo

La nueva enseñanza es para aquéllos que poseen consciencia despierta. No es para quienes viven atados a sus viejas ideas.

Quien se viste con ropas nuevas, no debe desear volver a las ropas viejas. Del mismo modo, el discípulo que se dirige a lo Divino, debe liberarse de las ataduras y limitaciones del mundo actual.

La libertad surge de lo nuevo. Cada uno debe introducir algo nuevo en su alma, en sus pensamientos sentimientos y acciones. Cada uno debe aportar algo nuevo para sí mismo y para los demás.

Lo que hoy recibes no debes colocarlo junto a lo caduco. ¿No ha dicho Cristo que el vino nuevo no se pone en odres Viejos? Lo nuevo Viene para crear una nueva vida.

Si quieres ser discípulo de la nueva enseñanza transfórmate en un hombre nuevo. Libérate de los errores del pasado y vive lo nuevo.

¿Quiénes son los que viven en lo nuevo?: los que sirven al amor, la sabiduría, la verdad, la justicia y la virtud.

Lo nuevo es todo aquello que construye en la vida. Lo viejo es todo aquello que se derrumba, todo aquello que desorganiza y ahoga la vida.

                                 PURIFICA TU VIDA

El manantial que mana de las cimas va regando todo a su paso. Si tú quieres hacer algo por ti y por los demás, purifica tu vida. Así actuarás de acuerdo con la ley del manantial.

Sé puro como un niño. Cuídate de los deseos ilusorios que pueden detenerte en el camino. Sólo los deseos naturales del alma son sanos para el discípulo y sirven para su elevación.

Un deseo natural es aquél que está de acuerdo con la voluntad de Dios. Tal deseo natural te guiará hacia la vida plena.

Recuerda: «Sólo los puros de corazón verán a Dios». Al discípulo no puede tentarlo el mal, porque su inspiración supera las tentaciones circundantes.

¡Él desea lo que es inteligente!

¡Él desea lo que es bueno para todos!

¡Él desea sólo lo que Dios desea!

Él es exigente hacia sí mismo cuando debe cumplir las leyes divinas.

¡Él lo hace todo bajo el exigente ojo del Espíritu!

Para el discípulo, el mundo físico es un lugar de estudio y no de diversión. El estudio torna su vida bella y alegre. El estudio le otorga contenido a su vida, así como el servicio le otorga sentido.

El discípulo pasa por el mundo físico, pero no se detiene en él. Para sus exámenes va al mundo, pero permanece en la Escuela Divina en todo momento. Esto significa que él trabaja en el mundo, no corta sus vínculos con él, pero por doquier es un discípulo sirviendo a Dios en el mundo.

Dale a la vida de la Tierra su justo valor. Si tú no aprecias tal vida, ¿cómo apreciarás la vida celestial?

La vida de la Tierra es como un pimpollo. La vida angélica es como una flor y la vida divina es como el fruto maduro. Si el fruto no surgiera de la flor, no podría ser fruto. Y si la flor no surgiera del pimpollo, no llegaría a ser flor. El pimpollo es la fuerza que se expresa en la vida de la flor. Tú no podrás saborear el fruto si no aprecias el pimpollo que se transforma en flor.

Así, no lo olvides: La Naturaleza es un laboratorio alquímico. ¡Pasa tú por el crisol de la purificación! ¡Quema las escorias del pasado y transfórmate en luz!

Peter Deunov.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *