Vive lo nuevo.

Piensa correctamente.

Vive lo nuevo.

¿Cuál, es la cualidad que determina al hombre nuevo? Cuando quieras saber si un hombre es nuevo o viejo, observa sin crítica con qué pensamientos y sentimientos se alimenta. Si los pensamientos y sentimientos que alberga en sí son positivos, se trata de un hombre nuevo; por el contrario, si son negativos, es un hombre de lo viejo.

Cuando yo hablo de gente nueva, comprendo a la gente del Sol, a los que viven en la alegría. Esta gente está llena de vida, es generosa y no le teme a las dificultades. ¡El hombre nuevo es un héroe! Este hombre tiene un alma amplia y sabe aprovecharlo todo inteligentemente. No cesa en su alegría interna, ya sea en las buenas condiciones, así como en las malas. Sabe que tanto unas como otras son dadas en favor de su crecimiento interior.

La cosa más elemental en la vida de un hombre y, a la vez, más substancial, es aprender a pensar. Y mientras no tenga algún ideal elevado no podrá aprenderlo. Dicen que el hombre piensa cuando se encuentra en una situación difícil, pero él debe aprender a pensar en cualquier situación. Imagina que siembras una semilla de manzana esperando que dé fruto. Pero, ¿cuándo da buen fruto un manzano, cuando es sano o cuando es enfermo? Por supuesto, un árbol sano dará el mejor fruto. Esto significa constatar los hechos, tal como son en realidad; y esto sólo puede ocurrir cuando el pensamiento es libre. Verdad es que el pensamiento debe ser libre y no impuesto. Sólo el pensamiento libre nos libera de las limitaciones del mundo. Y para llegar al pensamiento libre, hay que aprender a pensar.

Alguien va por un camino, tropieza, cae, se levanta. ¿Por qué ocurre esto? Porque no piensa. Si te turba una desgracia, eso muestra que no piensas. Si dices que tu destino es malo, eso significa que no piensas. El destino siempre es malo para aquél que no piensa.

El discípulo debe aprender a pensar correctamente. Si no sabe pensar, captará en forma errónea lo que se le enseña. Los falsos pensamientos son la causa del mal en el mundo. Por eso, piensa no sólo con tu mente, sino también con tu corazón, con tu alma y con tu espíritu.

Beinsa Douno.

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