¿Donde esta Dios?

Si lo buscas afuera, nunca podrás verlo.

¿Donde esta Dios?

¿Qué tenemos que comprender cuando decimos que un hombre ama a Dios? Tienes que entender que Dios está en todo y por todas partes. También en uno mismo. Si lo buscas afuera, nunca podrás verlo. ¿Cómo podrías verlo afuera, si Él vive dentro de ti? ¿Quién puede ver su propia cara? Cualquiera que quiera ver su cara necesita un espejo. Todos los hombres son espejos del uno para el otro, en los que pueden mirarse el uno al otro. Por lo tanto, cuando amas a una persona, te miras a ti mismo en ella como si te miraras en un espejo. Y la otra persona se mira a sí misma en ti. Cuando te miras en algún espejo, eres feliz.

¿Porqué? Porque es lo Divino lo que vemos en el espejo. La imagen que ves es pura e impecable. ¿Porqué? Porque hasta ahora nadie ha sido capaz de tocarla o abrazarla. ¿Quién podría haber abrazado su imagen en un espejo? Puedes hacerte una idea de lo Divino como una imagen que se puede ver en la cara, pero no puedes tocar, agarrar, abrazar o cubrir con besos. Desaparece en el instante donde se intenta acercarnos a esta imagen.

Ahora, si se le pregunta porqué debe amar, usted responderá: el hombre debe amar, con el fin de ver a Dios en todo.

Si no lo ves, no hay Vida en él. Sin Amor, la vida no tiene sentido. Este año debes dar curso libre al Amor en tu interior para que la inundación de la augusta Vida fluya hacia ti. Hay muchos que dudan Amor y lo ven como un fuego devorador. No, el fuego del Amor arde pero no consume. Si dedicas tu vida al Amor, entenderás que tienes la fuerza para sobreponerte a las dificultades. Si dedicas tu vida a la Sabiduría, entenderás que tienes el Conocimiento y la Luz necesarios para ver las cosas claramente. Si dedicas tu vida a la Verdad, entenderás que tienes la Libertad. La fuerza le da al hombre la oportunidad de superar las dificultades de la vida. El Conocimiento ilumina su camino. La libertad le da la oportunidad de manifestarse. Supongamos que alguien dice que es libre de expresar su opinión sobre cualquier tema que se debate. En este caso, no se trata de una cuestión de libertad. Pero, ¿de quién podemos decir que habla libremente? De aquel cuya palabra saca a un hombre muerto, aletargado y lo devuelve a la vida. Si los muertos y aletargados siguen acostados en su tumba, a pesar de la palabra dicha, la palabra no es palabra de libertad.

Beinsa Douno.

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