La inmensidad de nuestras células!

Sí, por su trabajo inteligente, consciente, un ser puede reforzar de tal manera a algunas de las entidades que están en él, y darles tantas posibilidades, que aunque él sea incapaz de visitar el mundo entero, gracias a estas entidades, puede ir por todas partes para iluminar a las criaturas y preparar la llegada del Reino de Dios.

La inmensidad de nuestras células!

Sí, si conocierais solamente la inmensidad de este pueblo,  ¡os sentiríais tan orgullosos! Son millares, millares de criaturas, una población superior a toda la tierra. Y aún os diré que existen Iniciados que han logrado educar de tal manera a las entidades que están en ellos, reforzándolas y haciéndolas evolucionar, que son capaces de ejecutar trabajos fuera del cuerpo, consolando, curando a los amigos, o a los discípulos. Sí, estas entidades adquieren la apariencia del Iniciado para presentarse ante estas personas, y por ello, piensan que es el propio Iniciado quien ha ido a ayudarles. No es así, e incluso puede suceder que el Iniciado sea el último en saber que ha hecho algo para talo cual persona.

Sí, por su trabajo inteligente, consciente, un ser puede reforzar de tal manera a algunas de las entidades que están en él, y darles tantas posibilidades, que aunque él sea incapaz de visitar el mundo entero, gracias a estas entidades, puede ir por todas partes para iluminar a las criaturas y preparar la llegada del Reino de Dios. Creedme, es la pura verdad, pero una verdad que la ciencia oficial está lejos de sospechar. En cuanto a aceptarla, ¡no quiere ni hablar de ello! Tampoco los rusos, que trabajan y se interesan por los fenómenos parapsicológicos, tales como la clarividencia, el aura, el cuerpo etérico, han llegado aún a estos conocimientos. En realidad, las posibilidades del hombre son increíbles, ilimitadas, indescriptibles, pero dependen de su grado de evolución. Si decide instruirse, dominarse, vencer ciertas debilidades, las posibilidades están ahí, en el camino, esperándole. Y lo que os estoy diciendo, todos los Iniciados, todos los Maestros, desde la creación del mundo, lo han dicho antes que yo. Yo no invento nada. Estoy aquí para transmitir el secreto de su saber, de su poder, y llevaros poco a poco hacia este esplendor.

Entonces, ¿dónde está el mal cuando os digo que debéis volver a ocupar vuestro puesto de reyes? Sí, dominad, gobernad, sabed renunciar a ciertas debilidades para escapar a todas esas bestias salvajes que están dentro… No hay trabajo más importante por hacer que el convertirse en rey de sí mismo, y que todo este pueblo de dentro os empiece a amar, a respetar, a obedecer.

Cuando ve que sois un buen rey, en el momento que le pedís algo, intenta satisfaceros. Antes de dejaros llevar por la cólera, por ejemplo, podéis decir: « ¡No, paraos!», y enseguida se calman. Si no, tendréis que esperar jornadas enteras: se calmarán cuando quieran y no podréis hacer nada.

Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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